Narrar y leer en voz alta
  

A veces usamos estos términos de manera indistinta. Sin embargo, estas dos prácticas son diferentes. Eso sí, ambas maneras de acercar “textos” son modos fascinantes de disfrutar con nuestros chicos.

 

Una de las principales diferencias es que en el caso de la lectura contamos con el libro y, en la narración prescindimos de él.

 

En la narración oral…

  • El narrador lee y ensaya el texto previamente.
  • Es importante poder internalizar el texto para contarlo –si bien respetando su estructura–, variando detalles modos de decir.
  • El narrador es libre para interactuar con sus destinatarios y jugar con las voces y el acompañamiento gestual y corporal.
  • La narración oral construye una sensación de cercanía y de intimidad. Los oyentes tienen la sensación de que el narrador les habla puntualmente a cada uno.
  • Todo es más teatral, el protagonista es el narrador y no el libro.

 

En la lectura en voz alta…

  • La relación íntima, de conversación, que se da en la narración tiene de por medio un objeto, el libro. El que cuenta y el oyente quedan mediados por el texto.
  • El que cuenta facilita a los niños la tarea de acceder al texto. Mientras, los “lectores” que escuchan quedan concentrados en la tarea de interpretar el texto, de apreciar el sonido de las palabras, su materialidad.
  • Los niños acceden a los ritmos, las entonaciones, las pausas y los silencios. Pero también a los recursos estilísticos y retóricos fijos en la letra.
  • El lector se ocupa de mostrar las ilustraciones, detenerse en los detalles, si es necesario, releer alguna página.

 

Las dos modalidades pueden ser muy divertidas y conectar a los chicos con todo el potencial de las historias, de la palabra y de los recursos de la obra.

Si se trata de recomendar, lo ideal es que puedan experimentar ambas formas de compartir.