Lecturas compartidas

Los recorridos de lectura de los niños y las niñas se nutren de todas las experiencias de las que van participando. Ahora bien, siempre decimos, la recurrencia, la variedad, pero también la calidad de esas experiencias de lectura serán clave para el desarrollo del hábito lector.

La recurrencia refiere no solo a la cantidad de experiencias de lectura que tienen los niños sino también a la sistematicidad. Es decir, a la importancia de que los chicos y las chicas participen de escenas organizadas, planificadas, sostenidas de lectura en las escuelas, en los hogares y en otros espacios. La hora de biblioteca en la escuela como la hora de antes de dormir en casa son ejemplos posibles de momentos más o menos fijos que invitan a los chicos a participar de experiencias ya sea de exploración, de lectura independiente o de escucha de lectura en voz alta por parte de un lector mediador.

A continuación, proponemos una segmentación -que por supuesto es variable- de diferentes momentos o etapas de los lectores. Luego, plantearemos para cada uno de estos estadios orientaciones básicas sobre cómo compartir y promover la lectura con los chicos.

 

 

 

Bebés lectores (0 a 3 años) 

Qué leer

Cómo

Cuando se habla de libros para bebés no solo se trata de tener en cuenta criterios de materialidad (cartoné, tela, goma eva, etcétera). Es fundamental que como mediadores reparemos en la naturaleza del texto, su nivel de dificultad, su extensión y la naturaleza de las ilustraciones. Imágenes convocantes (interesantes, originales, diversas). No necesariamente sencillas ni representativas ni realistas. Tampoco ñoñas o pueriles.

Estructuras muy breves, con apenas asociaciones de ideas. Evitemos las estructuras narrativas más clásicas, vayamos mejor por los textos episódicos, muy breves y con muy pocos personajes. Cuidado, textos cortos y simples, pero no literales, obvios. Los bebés también son grandes expertos en distinguir buena y mala literatura.

Las fórmulas de repetición en las narraciones colaboran con la comprensión de la trama, la anticipación y hasta activan el humor.

Hacia los tres años, las estructuras narrativas se pueden ampliar a cadenas focalizadas siguiendo a un personaje.

Alternar entre dejarlos solos explorando un conjunto de textos y compartir con ellos ofreciendo nuestra voz.

Acompañar en los casos de lectura en voz alta la muestra de las ilustraciones. Sentarnos en el piso con las piernas cruzadas para que los chicos puedan habitar ese hueco entre nuestro cuerpo y el libro suele ser su espacio ideal.

Leer siempre con cadencia, con ritmo, incluso exagerado. Es bueno incluso acompañar con mímica las acciones que se sugieren en el texto, por ejemplo, si algún personaje come, podemos imitarlo con nuestras manos.

Los títeres suelen ser grandes compañeros a la hora de contar cuentos.

 

Primerísimos lectores (4 a 6)

Qué leer

Cómo

Las estructuras narrativas se amplían, se complejizan. Los niños ya siguen una narración clásica con un personaje y varios episodios. Pueden concentrarse en las dos líneas centrales del relato: qué ocurre y de quién hablamos.

El humor y la parodia toma una importancia clave y suelen ser los preferidos.

La extensión se amplía (y así también las habilidades de los niños para seguir el relato). Ingresa la novela corta.

Además de la lectura en voz alta y la libre exploración, resultan pertinentes las conversaciones literarias y la incorporación progresiva del metalenguaje literario (personaje, quién cuenta, autor, etcétera).

Es importante potenciar los recursos para acompañar la lectura compartida como los títeres o la teatralización.

 

 Primeros Lectores (7 a 9)

Qué leer

Cómo

No solo se trata de ampliar la extensión, los niños ya están en condiciones de acercarse a textos más complejos, con sentidos no tan literales.

Son capaces de inferir muchas omisiones, relacionar títulos y deducir cuando lo que sucede no se explica literalmente.

El escenario de lo fantástico es clave en esto momento. Allí habitan los misterios que les atraen y ellos llaman “terror”.

Se sostiene la lectura en voz alta por parte de mediadores más expertos, pero también se fortalecen los espacios de intercambio de opiniones, lecturas y también de relectura.

Los niños comienzan a leer por sí mismos y es fundamental que puedan hacerlo en diferentes modalidades (en voz alta para otros compañeros, de a pares, en silencio para sí mismos, etcétera). 

 

Lectores expertos (10 a 12)

Qué leer

Cómo

Las novelas toman un lugar de relevancia con temáticas que van desde la fantasía hasta las novelas de iniciación con los primeros amores y crisis de la preadolescencia.

Pero es importante no circunscribir las lecturas de esta etapa a narraciones con personajes protagónicos con los que se pueden identificar. Es fundamental que estos lectores –ya más fortalecidos– accedan a literatura clásica de aventuras, de autores lejanos en espacio y tiempo, que no responden estrictamente a los intereses o temáticas adolescentes.

El mayor peligro que se corre en el mundo de la promoción de la lectura en este momento es que los mediadores creen que, como los niños ya pueden leer solos de manera convencional, ya no es necesario leerles en voz alta. La lectura en voz alta es la estrategia de formación y fortalecimiento de lectores más importante, de modo que es central que los niños en todas las edades sigan participando de escenas recurrentes para escuchar a un lector más experto, pensar un texto más allá de la materialidad de la escritura e intercambiar impresiones con otros lectores.

Es fundamental dar tiempo para que los niños consigan leer en silencio por espacios prolongados, a fin de que puedan concentrarse e involucrarse con la trama.

 

¡Esperamos estas orientaciones les resulten útiles para organizar la próxima Maratón Nacional de Lectura!